miércoles, 15 de septiembre de 2010

La raíz del mal (IV)

Esta última semana hemos tenido noticias demasiado urgentes para seguir con el asunto de la fétida carta, pero lo prometido es deuda y os subo la partida decisiva del match Sabadell-Solvay, y quizá de toda la lucha por la salvación:


No creo que tenga sentido buscar culpables de una derrota deportiva (salvo que alguno de los deportistas hayan obrado de modo negligente, lo que no es el caso), y por eso me sorprendió que el día siguiente, de camino a la sala de juego, algunos miembros del SCC Sabadell reprocharan amistosamente a SuperLópez que no hubiese forzado en su partida frente a mí; enfadado por la injusticia (y más que otra cosa por la alusión a mi pichonez, para qué engañarnos), miré hacia atrás para asegurarme de que no venía Illescas y les comenté que, en todo caso, la culpa la tendría el que había perdido una partida muy superior. La conversación finalizó en ese momento.

Unos minutos después comenzaba la 3ª ronda, en la que se consumó el desastre para el Sabadell, que quedó con 2 puntos tras su clara derrota frente al Marcote. En nuestro match contra el Reverte intentamos decidir la clasificación para la fase final con una victoria, pero tras algo más de dos horas y las tablas en los dos primeros tableros las cosas no estaban demasiado claras: en los tableros 3 y 4 la lucha parecía más o menos igualada, Ubilava contaba con una cierta ventaja y yo estaba bastante peor, tras rechazar poco antes una oferta de tablas; Ibarra pidió el armisticio a Ubilava y las negociaciones enseguida se extendieron al resto de los tableros. Tras el empate entre Gros y Barberá y la derrota del Mérida Patrimonio frente a sus enemigos íntimos del Magic, nos enfrentábamos en la última ronda con estos últimos; nuestro equipo ya estaba clasificado, y un empate contra nuestro poderoso rival nos aseguraba el segundo puesto.


(CONTINUARÁ)

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