¿Suerte o excusas?

Como ya os comenté el lunes, el sábado pasado finalicé segundo en el Open de Salamanca. En la 4ª ronda me quedé peor con blancas frente a Amador Glez. de la Nava, el futuro ganador del torneo, y luego desperdicié una buena opción de victoria en un final de damas que quizá analicemos un día de estos. En la ronda siguiente me esperaba el legendario Boris Zlotnik, que apretó mi India de Rey como sólo saben los sabios ex-soviéticos, pero no se defendió bien de una entrega en g3 y llegamos a la siguiente posición, en la que un minuto en el reloj (más 3'' de incremento por jugada) debía ser suficiente para rematar el ataque:

Mientras, Amador vencía en la 5ª y 6ª rondas y se escapaba definitivamente...

Salí del torneo con la impresión de haber tirado el torneo por la borda y me mortifiqué un rato calculando el remate final, pero un par de cañas (con sus correspondientes tapas) después me dí cuenta de que había cometido tres graves errores que deberían haberme llevado a una merecida derrota: liarme con las variantes del ataque de mate, manejar mal el reloj y (lo que es peor) llevar con los mismos problemas durante toda mi "carrera" ajedrecística y quejarme de mi mala suerte en vez de intentar corregirlos.