Botvinnik no se limitaba a analizar líneas de apertura, sino que
establecía planes que enraizaban
profundamente con el Medio Juego (e incluso con el final) En el proceso modificó el punto de vista que se tenía en los años 20 y primeros 30 sobre un buen número de posiciones típicas, como el juego con el Peón Aislado o los planes en el Muro de Piedra, la Francesa Winawer o la Formación Maroczy. Se puede decir sin exagerar que Botvinnik, siguiendo en buena parte la labor pionera de Rubinstein, desbrozó el camino que ahora seguimos los jugadores de aperturas cerradas.
Vamos a examinar un ejemplo con el Muro de Maroczy, en el que nuestro joven héroe muestra las ideas que hasta los maestros de medio pelo sabemos aplicar 80 años después.
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