La semana anterior al Campeonato de España de clubes estuve de vacaciones en Lanzarote; de hecho, no pude jugar la 1ª ronda porque mi avión llegó el lunes. En mi retiro insular intentaba olvidarme por todos los medios del ajedrez, del desastre griego y del que me temía podía llegar en Sestao, pero nada más alquilar el coche me encontré con un pueblo cuyo nombre me recordó el deber que me esperaba...
Aprovecho el post para desear al histórico club catalán una rápida vuelta a la División de Honor.
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