Hace siglos (literalmente) que no jugaba un torneo tan malo como el de Kavala: elegí mal casi todas las aperturas, pensé demasiado sin razón ninguna, cometí varios errores catastróficos de cálculo (los más graves, en el final contra Zubarev y dos rondas después recibiendo un automate por evitar las tablas) y llegué a las últimas partidas jugando de modo automático, buscando a la desesperada la combinación correcta de camisa y boli de la suerte y sin ver "ni las bombeadas", que diría Rafa Álvarez: era el equivalente ajedrecístico del boxeador sonado.
Os subo el final de mi partida de la última ronda frente a un 2100, a ver si conseguís imitar mis despropósitos:
Os subo el final de mi partida de la última ronda frente a un 2100, a ver si conseguís imitar mis despropósitos:
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