Una sesión de simultáneas siempre es un desafío para la habilidad de cálculo del simultaneador, y más si el nivel medio es tan duro como el viernes en el Bar Bolero. Los rivales alternan jugadas duras con aparentes descuidos, apenas hay tiempo de respaldar los temas tácticos con cálculo concreto y la música de fondo (no la excelente del Bolero, sino una pachanga infame que venía de las fiestas de San Celedonio) tampoco ayuda a concentrarse. En el primer ejemplo mi rival (un preferente sobre los 2100) me ayudó a resolver los difíciles problemas cuando se pasó de ambicioso:
El segundo ejemplo es más lineal, lo que ayuda bastante a que te vean como el gran táctico que no eres. El 1ª Especial histórico al que me enfrentaba no afinó en la apertura y su posición en el flanco de dama es crítica, con el peón b débil y los caballos inseguros.
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