En 2000 Kramnik utilizó el famoso finalito (o, por ser más preciso, el medio juego sin damas) de la Berlinesa para amargar la vida a Kasparov en su match por el campeonato de la organización Braingames. El ogro de Bakú no estaba en su mejor forma, como muestra que no consiguiera ni una sola victoria en 15 partidas, no se orientó correctamente las cinco veces que se dieron las complicadas posiciones del 'muro de Berlín', y el seudotítulo mundial cambió de manos para perder enseguida su valor, ya que no lo detentaba el hombre correcto. De modo automático, los periodistas falderos del que probablemente sea el mejor jugador de la historia se apresuraron a señalar las tácticas 'negativas' del aspirante, poco menos que pidieron la prohibición de esta apertura (como más tarde de la Petrov, pero esta es otra historia) y pronosticaron su no muy lejana refutación... En fin, trece años después crece sin parar el número de GM de élite que utilizan la Berlinesa, y no sólo para buscar las tablas.
Voy a intentar comprender un poco mejor la variante analizando dos de las victorias de Adams en su camino hacia la victoria en el reciente torneo de Dortmund. En la primera, que comparto hoy con vosotros, el nº 1 inglés apenas consigue una mínima ventaja, que sólo consigue realizar con la colaboración de su joven rival.
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