Cuando el otro día revisaba la partida Vachier Lagrave - Hao no pude evitar acordarme de una no muy conocida partida de Alekhine, en la que el 4º campeón del mundo explota las posibilidades de ataque que le da el peón g doblado:
La resistencia del maestro alemán Ahues fue muy débil, seguramente inferior a la que presentaría un 2100 actual. ¿Cuál es entonces la validez educativa de las partidas de los clásicos? Justamente esa: presentar al estudiante planes que, debido a la escasa resistencia del jugador inferior, se manifiestan en todos sus detalles. Eso sí: el entrenador debe ser implacable señalando los errores del perdedor y las ligerezas que cometen los grandes maestros del pasado, tanto en el juego como en sus comentarios...
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