Ya os comenté en la crónica del match que salí bastante contento de mi partida contra Pastor: un buen juego de maniobras lleva a una posición típica favorable de caballo bueno contra alfil malo, y de ahí se llega a un final ganador... Puede que en 1995 la hubiese comentado para la Revista Alfil(*) sin que ni yo mismo ni ninguno de los lectores descubriera la verdad oculta: mi rival pudo haber forzado tablas llegando a un final de peones que parecía desesperado. 20 años después esto sería imposible por dos razones evidentes; una es el salto brutal de fuerza de los módulos, que descubren el pastel en unos segundos, y la otra la comento al acabar el análisis.
* Sí, esa revista que se publicó hasta el último año de la presidencia de Tovar... Durante mi breve estancia FCAl se decidió elaborar una edición en PDF para ahorrar el gasto en la imprenta y, como ocurrió con tantas otras decisiones colectivas de entonces, nunca más se supo del tema y llevamos ya dos años de espera.
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