viernes, 12 de agosto de 2011

Las cicatrices del ajedrecista

Cuando os subí la foto de equipo de la Deportiva A mi memoria viajó 26 años atrás, y de vuelta trajo la siguiente posición:
Chausal - Bernal, Ascenso a Preferente 1985 (posición tras 34.Re3-d4)

En el Campeonato de 1ª Especial de 1985 ya era uno de los candidatos al ascenso, pero en la 1ª ronda Julián Ruiz me derrotó con un tubo en un Velimirovic y, tras remontar a medias, tenía que vencer a Chausal con negras para poder jugarme el ascenso en la última jornada, en la que me esperaría Pedro Emilio Fernández. El objetivo parecía fácil poco antes del control de tiempo (aún se jugaba con 2h 30 m/40 jugadas y aplazamiento en la 40).

34... Ac3+??


Mi primera pifia en una partida decisiva... Calculando el nada claro final tras 34... Df4+ 35. De4 Ac3+ 36. Rd5 Dxe4+ 37.Rxe4 Axa1 38. Cxa1 encontré una 'mejora' en el procedimiento táctico... Por supuesto, 34...Cc6+ 35. Rc4 Df4+ gana todas las fichas blancas o da mate.

35. Dxc3 Cc6+ 36. Rc4

y sólo ahora comprendí que la torre en a1, triste testigo de la defensa 'cafetera' de Chausal, estaba preparada para darme mate si capturaba la dama con 36... b5+ 37. axb5 axb5+ 38. Rxb5 Dxc3. Jugué 37...De2 y abandoné en cuanto se me quitaron las ganas de llorar.



Larsen comentó una vez que en el sistema nervioso de Bronstein perduraban las cicatrices de sus derrotas más crueles, como las sufridas frente a Botvinnik en la penúltima partida del Mundial de 1951 o frente a Cardoso en la última ronda del Interzonal de 1958. Seguramente, mi memoria ha encontrado la costura de la herida del chaval de 13 años que, saliendo de los Bomberos Voluntarios en aquel lluvioso domingo de abril, pensaba por primera vez en dejar el ajedrez.

No hay comentarios: