domingo, 21 de agosto de 2011

El crepúsculo de los dioses del ajedrez

En el supertorneo AVRO 1938 Botvinnik sólo alcanzó el tercer puesto, un punto por detrás de Keres y Fine, pero sus victorias sobre Alekhine y Capablanca simbolizan el fin de la era de los grandes hombres de talento inalcanzable para el jugador normal, reemplazados por el inexorable paso del tiempo y la llegada del método científico de la Escuela Soviética.

Recuerdo haber visto de niño la primera de estas partidas, y no haber entendido la impresionante técnica de Botvinnik.


La segunda de las partidas es quizá la victoria más conocida del campeón soviético; si no la has visto deberías remediar ahora mismo esta laguna en tus conocimientos:


Kasparov señala en "Mis geniales predecesores" que Capablanca no estaba preparado para comprender el potencial dinámico de los peones centrales blancos, y por eso cerró el flanco de dama con 14...c4? (13...cxd4 para 14...Tc8 da buen contrajuego), mandando su caballo al destierro de b3.

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